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Yogur de Mora se recupera en casa con tecito, palta y frutillas
La hospitalización de Exequiel Carvajal, el querido Yogur de Mora para la familia del tenis, despertó el cariño de todos quienes lo conocen. Estuvo casi un mes internado en la clínica Indisa de Santiago a causa del Covid-19 y hace poco recibió el alta médica, aunque debe seguir su recuperación con ejercicios kinésicos vía Zoom y rodeado de su esposa, Virginia, y sus tres hijas, Juliette, Amelie y Florencia, en su domicilio de Ñuñoa.

"Estamos en la casa, cuidándonos, con una dieta muy restringida y tomando remedios. Hace cuatro días partí con la recuperación física junto a Sergio Valdivia, kinesiólogo del equipo de la Copa Davis, porque necesito recuperar la masa muscular y la movilidad. Después de 25 días en la clínica perdí más de 14 kilos y por lo mismo quedé sin mucha fuerza. Mido 1,63 metros, estaba en 94 kilos y quedé en 80. Además tengo dos enfermedades de base, como la hipertensión y la diabetes. Eso te deja peor", cuenta.

Carvajal dice que no imaginó tanta preocupación por su persona. "Me llamaron dirigentes de asociaciones de todo Chile, debo haber respondido como 300 WhatsApp y sumo el apoyo de la gente del deporte en general. Me mandó saludos el brasileño Carlos Kirmayr, ex tenista, capitán de Copa Davis de su país y ex técnico de Gabriela Sabatini, el argentino Tito Vásquez y desde Paraguay el gran Víctor Pecci. También desde Brasil Fernando Meligeni, desde Ecuador Andrés Gomez, y los argentinos Mariano Zabaleta, Guillermo Coria y Gastón Gaudio", sostiene.

"Los cabros del tenis no me sorprenden, a todos los conozco de niños, los vi crecer y me relaciono con todos. Soy el coordinador del equipo de Copa Davis, aunque le digo al Nico Massú que soy el descordinador, jajajá. Tengo otra relación con ellos. Marcelo Ríos siempre ha estado atento a cada cosa mía , hablamos este domingo y siempre mantuvo contacto con mi señora. Y con Massú y Fernando González soy compadre. Los más chicos, como Bastián Malla, Alejandro Tabilo y Tomás Barrios, lo mismo. Todos muy preocupados de mi salud. No puedo decir este no me ha llamado porque lo más probable es que lo haya atendido el Nico o Hans Gildemeister. Todo esto me dejó plop. No pensé que tanta gente me quería. El periodista Sergio Ried escribió por ahí que el Yogur de Mora es una persona que puede unir a toda la gente del tenis", agrega.

Exequiel Carvajal se metió en el tenis a los 12 años y un par de temporadas después ya estaba trabajando con Luis Ayala, leyenda del tenis chileno, en la Copa Davis. Ha creado vínculos con las generaciones más gloriosas de la raqueta, como Patricio Cornejo, Jaime Fillol, Hans Gildemeister, Ricardo Acuña, el Chico Ríos, Nicolás Massú, Fernando González, y actualmente sigue trabajando en el equipo nacional de tenis. Fue pelotero, arregló canchas, encordó raquetas y dirigió asociaciones. Solo dos puestos no ha ejercido y bromea que le falta ser capitán de la Copa Davis y presidente de la federación.

"El 99,9 % de la gente del tenis me ha apoyado con este tema. Siempre estuvieron atentos y estoy muy agradecido. Mis amigos de la iglesia evangélica y de todos los credos también me ayudaron para tirarme buenas vibras. Ha sido complicado, vivo en Ñuñoa, veo gente enferma, han fallecido varios vecinos, hace unas semanas falleció un tío y yo no estaba. La gente irresponsable no le ha tomado el peso a este tema. Hay que cuidarse y quedarse en la casa. El día del papá con mi esposa y mis tres hijas fue pura felicidad. Estoy en mi casa encerrado, sin recibir visitas y cuidándome al máximo", sostiene.

Yogur de Mora cuenta que ahora va por la recuperación física. "Estoy entrenando todas las mañanas, hago media hora de ejercicios vía on line y está siendo un trabajo lento para recuperar la movilidad, la masa muscular y la estabilidad después de tantos días acostado. Estaré con ejercicios unas dos a tres semanas, seguiré con remedios, una dieta restringida y cuando me haga próximamente exámenes iré viendo los pasos a seguir. Cuando todo esté mejor me iré a Quillota a un clínica de oxígeno para rematar en la cámara hiperbárica", afirma Carvajal.

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