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Primeros reportes exitosos  de la oxigenación de alto flujo
Jeannette Bustos, de 67 años, estuvo 12 días en el Hospital de Urgencia Asistencia Pública, la ex Posta Central. Hay algunas cosas que no recuerda bien, pero otras las tiene súper claras.

"Estuve tres días con la maquinita. Me costaba mucho respirar y me ayudó mucho. Fue una esperanza esa máquina. Me la pusieron un sábado y en la noche ya me sentía mejor. Sentía que me entraba calor por la nariz", recuerda desde su casa en Estación Central, donde se termina de recuperar de Covid-19.

A Carlos Tudela, de 64, el virus lo agarró más fuerte y terminó intubado en el mismo recinto, pero ahora está mejor. "Me dijeron que me faltaba flujo de ventilación (después de la extubación). De que me ayudó la maquinita, me ayudó. Sentía un oxígeno tibio. Fui notando la mejoría. A veces sentía más flujo, ellos lo iban regulando", describe.

La maquinita en cuestión entrega una terapia llamada Oxigenoterapia de Alto Flujo. Iván Hernández, kinesiólogo y jefe de la Unidad de Soporte Ventilatorio de la ex Posta Central, explica cómo ayuda a los pacientes.

A través de una cánula nasal reciben "aire que está enriquecido con oxígeno, el que ingresa al cuerpo en flujos más altos. Así la persona no necesita generar un gran gasto de energía para introducir el aire en su cuerpo. La inspiración la hacemos con la musculatura y gastamos energía en eso. Entonces cuando los pulmones empiezan a fallar, gastamos más energía en respirar. La cánula nasal mete el aire hacia los pulmones a un determinado flujo y con eso disminuye la cantidad de energía que se gasta en respirar".

El especialista explica que la máquina regula tres elementos: la velocidad a la que entra el flujo, la fracción inspirada de oxígeno y la temperatura del aire que ingresa.

-¿A que velocidad entra?
- La velocidad es muy variable. En un caso de no tanta gravedad no va a ser más allá de unos 15 litros por minuto. En pacientes de menor gravedad 3 litros/minuto. Pero en estos pacientes podemos llegar a 60 litros/minuto. Como la velocidad a la que ingresa el aire es mucho mayor, el esfuerzo inspiratorio cae sustancialmente.

-También le agregan oxígeno.
-Claro. El aire ambiental tiene un 21% de oxígeno y el aire que se introduce por la cánula lo podemos regular entre 21 y 100% de oxígeno.

Hernández explica qué pasa con la temperatura: "Como entra a una velocidad mayor, para que sea más confortable, la ponemos un poco más alta, a unos 340 aproximadamente. Esto para que las vías respiratorias no se sequen. Se mantiene humidificado y calefaccionado el aire que entra y con eso tienes menores probabilidades de que los cilios (pequeños pelitos) y todos los mecanismos de defensa que tenemos en la vía aérea, puedan colapsar".

El kinesiólogo explica que para decidir qué velocidad de flujo se necesita, analizan varios parámetros, como la saturación, algunos gases en la sangre y ciertos indicadores de oxigenación. "Partimos con una velocidad baja, le contamos al paciente lo que va a sentir y rápidamente lo ponemos al máximo", describe.

Al paciente lo dejan media hora a 60 litros/segundo y se le hacen nuevos exámenes de sangre. "Lo evaluamos rápidamente para ver si funciona o no, porque la línea es bien delgada. Si no funciona pasamos rápido a otra estrategia más invasiva, que puede ser ponerlo en coma inducido y ventilación mecánica invasiva".

-Son decisiones rápidas.
-Es que tenemos mega aprendido que tenemos que probar en los tiempos en que la evidencia científica determina. Está claro que si no tiene un impacto rápido, que no disminuye el trabajo ventilatorio del paciente, se tiene que intubar y no esperar 5, 6,10 horas, porque el paciente se va a cansar y va a llegar en peores condiciones a intubarse.

-¿Si es efectivo, qué pasa?
-Se vuelve a evaluar a las dos horas. Después podemos empezar a bajar los parámetros, pero lo hacemos muy tranquilamente. Son pacientes que llegan con mucha sensación de fatiga, así que se reconfortan con un aire calentito y descansan. Al comienzo ni conversan, porque están cansados, pero después te hablan, te piden comida y se ríen.

-¿Hasta qué punto bajan los parámetros?
-Cuando llegamos a 30 litros por minuto de flujo y a 30 de C02 sacamos a la persona de la máquina y lo pasamos a una naricera de bajo flujo convencional. En general, están dos a tres días o un poquito más con esta terapia. Llevamos como un mes usándola y nos han entregado una ayuda gigante. Ahora tenemos conectadas a 42 personas. A casi todos los pacientes les damos una chance de ayudarlos con esto antes de intubarlos.

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