A los 18 años, el ser humano abre un portal hacia mayores privilegios y derechos
pero también ingresa a un territorio lleno de incertidumbres. Mattia Mauriziano entró
a esa categoría el pasado 1 de abril, se convirtió en mayor de edad, y en medio de
esa etapa donde se definen un montón de cosas, logró ordenar sus actividades:
primero será el estudio, luego el tenis y después el modelaje.
"Al menos así lo planifiqué ahora. Después quién sabe lo que va a pasar, pero tengo fe que esta es la mejor decisión. Me voy a estudiar a Estados Unidos y luego, después de titularme, veré si puedo continuar mi carrera de tenista, dándome la vuelta larga por decirlo de alguna forma. Y lo del modelaje sigue ahí, es un buen complemento y tampoco me niego a desarrollarme en esa área", cuenta el hijo de Mario Mauriziano, ex comentarista del CDF y nieto de Ricardo Abumohor, ex presidente de la ANFP.
Mattia comenzó a jugar tenis a los siete años inspirado en su hermano mayor y, según cuenta, fue número uno de Chile hasta los 13. Luego coqueteó con el fútbol (juega de delantero) y después volvió a tomar la raqueta. Esa vez lo hizo en serio y tuvo la grandiosa chance que sus papás lo metieran a un colegio de deportistas a los 14. "Siento que lo puedo hacer. El tenis universitario es súper competitivo en Estados Unidos y hay muchos jugadores que pudieron después meterse en el circuito. John Isner pasó por la Universidad de Georgia, justamente. Entonces es un buen espejo, aunque hay que trabajar muchísimo para eso", cuenta el joven.
Aunque con la pandemia el tema de las fechas se ha modificado, en agosto a priori Mattia viajará a Estados Unidos. Ahí se instalará en la Universidad de Augusta, en Georgia, cerquita de dónde se juega el mítico torneo de golf y a una hora de Atlanta. Ahí estudiará business management o gestión de negocios, carrera que dura cuatro años.
"Pero el tenis es mi vida: me apoyo mucho en el revés y en mi saque. El revés de David Nalbandián es uno de mis favoritos y la mentalidad de Rafael Nadal es mi referencia", añade.
En medio de aquella búsqueda, y cuando estaba aún en su etapa escolar, Mattia agarró un pituto premium que le permitió también experimentar y conocer otro mundo: se transformó en modelo de la Agencia Elite, lo que le ayudó a apuntalar lo costoso de jugar torneos en el extranjero.
"A los 15-16 años necesitaba plata para ir a los torneos. Me costaba pedir plata para viajar, entonces mi mamá mandó unas fotos a Elite y ahí comenzó todo, y con esos recursos que generé comencé a pagarme giras. He hecho campañas para Maui, para Johnson y en noviembre pasado me invitaron al Elite Model Look en Paris. Fue una gran experiencia y también le tomé el gustito a ese trabajo y me gustaría crecer en esa área", cuenta.
-¿Cómo es ese mundo en comparación con el deportivo?
-Pensaba que todo era más superficial, pero la gente trabaja muy duro. Se conoce mucha gente, agarras contactos, los otros modelos son muy buena onda. Ahora en Elite Chile quizás me pueden recomendar y pueda trabajar con ellos en Estados Unidos. Tienes que hacer sacrificios además y es todo muy profesional. Por ejemplo no me puedo cortar el pelo, que es como mi sello, entonces les tengo que avisar cualquier cambio de look. Si me quiero hacer un tatuaje, cortarme o teñirme el pelo, les tengo que preguntar para ver si me puedo hacer el corte o no. Pero tiene que ver con el perfil de las campañas y es parte del trabajo. Me encanta la comida chatarra, pero tengo claro que para el tenis y el modelaje me hace pésimo", dice.
-¿Y tu papá qué opina?
-Me apoya en todo. Cuando tenía seis años me dijo al tiro que no quería que tuviera nada que ver con las motos, porque ese fue su mundo también. Fue papá hace poco y lo veo bien y feliz. Me gustaría algún día que volviera a comentar partidos de fútbol porque sé que lo hace bien y es su pasión.
"Al menos así lo planifiqué ahora. Después quién sabe lo que va a pasar, pero tengo fe que esta es la mejor decisión. Me voy a estudiar a Estados Unidos y luego, después de titularme, veré si puedo continuar mi carrera de tenista, dándome la vuelta larga por decirlo de alguna forma. Y lo del modelaje sigue ahí, es un buen complemento y tampoco me niego a desarrollarme en esa área", cuenta el hijo de Mario Mauriziano, ex comentarista del CDF y nieto de Ricardo Abumohor, ex presidente de la ANFP.
Mattia comenzó a jugar tenis a los siete años inspirado en su hermano mayor y, según cuenta, fue número uno de Chile hasta los 13. Luego coqueteó con el fútbol (juega de delantero) y después volvió a tomar la raqueta. Esa vez lo hizo en serio y tuvo la grandiosa chance que sus papás lo metieran a un colegio de deportistas a los 14. "Siento que lo puedo hacer. El tenis universitario es súper competitivo en Estados Unidos y hay muchos jugadores que pudieron después meterse en el circuito. John Isner pasó por la Universidad de Georgia, justamente. Entonces es un buen espejo, aunque hay que trabajar muchísimo para eso", cuenta el joven.
Aunque con la pandemia el tema de las fechas se ha modificado, en agosto a priori Mattia viajará a Estados Unidos. Ahí se instalará en la Universidad de Augusta, en Georgia, cerquita de dónde se juega el mítico torneo de golf y a una hora de Atlanta. Ahí estudiará business management o gestión de negocios, carrera que dura cuatro años.
"Pero el tenis es mi vida: me apoyo mucho en el revés y en mi saque. El revés de David Nalbandián es uno de mis favoritos y la mentalidad de Rafael Nadal es mi referencia", añade.
En medio de aquella búsqueda, y cuando estaba aún en su etapa escolar, Mattia agarró un pituto premium que le permitió también experimentar y conocer otro mundo: se transformó en modelo de la Agencia Elite, lo que le ayudó a apuntalar lo costoso de jugar torneos en el extranjero.
"A los 15-16 años necesitaba plata para ir a los torneos. Me costaba pedir plata para viajar, entonces mi mamá mandó unas fotos a Elite y ahí comenzó todo, y con esos recursos que generé comencé a pagarme giras. He hecho campañas para Maui, para Johnson y en noviembre pasado me invitaron al Elite Model Look en Paris. Fue una gran experiencia y también le tomé el gustito a ese trabajo y me gustaría crecer en esa área", cuenta.
-¿Cómo es ese mundo en comparación con el deportivo?
-Pensaba que todo era más superficial, pero la gente trabaja muy duro. Se conoce mucha gente, agarras contactos, los otros modelos son muy buena onda. Ahora en Elite Chile quizás me pueden recomendar y pueda trabajar con ellos en Estados Unidos. Tienes que hacer sacrificios además y es todo muy profesional. Por ejemplo no me puedo cortar el pelo, que es como mi sello, entonces les tengo que avisar cualquier cambio de look. Si me quiero hacer un tatuaje, cortarme o teñirme el pelo, les tengo que preguntar para ver si me puedo hacer el corte o no. Pero tiene que ver con el perfil de las campañas y es parte del trabajo. Me encanta la comida chatarra, pero tengo claro que para el tenis y el modelaje me hace pésimo", dice.
-¿Y tu papá qué opina?
-Me apoya en todo. Cuando tenía seis años me dijo al tiro que no quería que tuviera nada que ver con las motos, porque ese fue su mundo también. Fue papá hace poco y lo veo bien y feliz. Me gustaría algún día que volviera a comentar partidos de fútbol porque sé que lo hace bien y es su pasión.