-->

Escribe y presiona enter

On
La reconversión de los médicos que se fueron a trabajar a la UCI
La pandemia del coronavirus tiene a la red asistencial de salud tan sobrecargada que ya no se trata solo de conseguir más insumos o ventiladores mecánicos para la Unidad de Paciente Crítico (UPC), sino que también personal disponible para manejar esos recursos.

Es por esto que algunos médicos de clínicas y hospitales, cuyas especialidades son muy distintas a la medicina intensiva, y que no trabajan habitualmente en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) y UTI (Unidad de Cuidados Intermedios), se fueron a trabajar a esas áreas que conforman la UPC, para apoyar a sus colegas urgenciólogos o intensivistas en medio de la severa pandemia.

60 llamadas al día

En el Hospital El Pino el servicio de dermatología que cuenta con 14 médicos de esa especialidad, se ofreció para apoyar a sus colegas de la UPC haciéndose cargo de llamar por teléfono a los familiares de los pacientes que están en la UCI y reportarles a diario sobre la salud de sus seres queridos.

La doctora Stefania Toso, dermatóloga del Hospital El Pino, detalla cómo trabajan. "Son dos médicos que hacen alrededor de 60 llamados al día, entre las 9 y 15 horas, de lunes a domingo. Hemos querido ayudar siendo un canal de información para las familias de los pacientes ya que, por la pandemia, cuando ellos entran a la UCI los familiares no saben mucho más. El personal de salud y de la UCI está atochado de trabajo y en labores más urgentes".

Durante los llamados telefónicos reciben todo tipo de respuestas, dice Toso. "Hay conversaciones más largas con familias que se preocupan por el paciente, que te piden que le digas que lo quieren mucho y que lo echan de menos. Otras en que nadie contesta la llamada, seguramente porque esa familia no ha actualizado su teléfono para saber de su pariente. Y algunas en que las personas simplemente no están interesadas en sus familiares, no les importa".

"Aunque muchos de nosotros no tenemos la especialidad para trabajar en la primera línea de esta pandemia es importante que podamos aportar lo máximo posible. Hay que ayudar a nuestros colegas que lo están pasando muy mal. Son difíciles las responsabilidades que ellos asumen. Muchas veces no pueden ver a sus familiares y siempre tienen el miedo de poder contagiarlos a ellos", argumenta la dermatóloga.

Volver a estudiar

El pediatra Marcos Magasich, que trabaja en la Clínica Santa María, también está apoyando a la UPC de ese recinto. Cuenta que hace tres semanas "la Unidad de Paciente Crítico Pediátrico, que es como la UCI de niños, que atiende desde recién nacidos hasta los 15 años, hubo que convertirla en UCI de adultos. Las cosas se pusieron feas en la capacidad de camas y de atención y hubo que ceder los 10 cupos de camas de niños para pacientes complicados por Covid-19. Nos están apoyando intensivistas y anestesistas para el manejo en adultos".

Luego de acondicionar esta UCI pediátrica, dice Magasich, "nuestro equipo, que era como una segunda o tercera línea de los intensivistas y anestesistas, tuvo que atender pacientes al mismo tiempo que aprendíamos de nuestros colegas. Hubo que ponerse a estudiar y desempolvar el Harrison, que es un libro de medicina interna que todos los médicos leímos en cuarto año y que nosotros los pediatras por supuesto lo teníamos bien guardado en un cajón".

El doctor Magasich llevaba cuatro años trabajando en la UCI pediátrica. "Si bien muchas veces hay que someter al paciente a cuidados que son invasivos, en la especialidad pediátrica hay una tasa de recuperación muy alta. Es gratificante porque la mayoría de esos pacientes salen, se mejoran y andan bien con el tratamiento. En ese sentido, en la pediatría vivimos algo así como un mundo alterno".

Pero ahora, en la improvisada UCI de adultos, el pediatra ha visto la otra cara de la moneda. "Es muy distinto el trato del paciente pediátrico y el de adulto. Tratas a personas que tienen la edad de tu papá, de tu abuelo o incluso la tuya. Ha sido muy potente ver que varios pacientes se nos van, pese a todos los esfuerzos. Sin embargo, nuestra postura es que hay que ponerle el pecho a las balas y darle el mejor tratamiento posible al paciente".

El voluntariado

En la Red Salud UC Christus hace dos meses armaron un voluntariado de médicos para apoyar la labor de la UPC. La doctora Marcela Cisternas, reumatóloga y directora de pregrado de la Facultad de Medicina UC, cuenta que participan cerca de 790 voluntarios.

"Hay especialidades del área de la medicina interna pero también otras que no son muy afines, como oftalmología, dermatología o pediatría. Es una convocatoria abierta y se renueva cada semana conforme a las necesidades que existan. Hay gente que se inscribe para contactar a las familias de los pacientes, otros para hacer trámites y labores administrativas y en los casos con mayor conocimiento de medicina interna se puede apoyar directamente en la UCI", explica Cisternas.

Los médicos voluntarios del programa se organizan a través de una aplicación donde se inscriben cada semana y un software les asigna una tarea según sus preferencias y las necesidades más urgentes para apoyar a la UPC. "Cada uno apoya en la UCI desde el área que mejor pueda hacerlo. En mi caso, examino pacientes, reviso los exámenes y sus parámetros. Son bloques de una semana, de lunes a domingo. Los horarios son optativos. Yo estoy desde las 8 a las 15 horas todos los días", cuenta la reumatóloga.

Para Cisternas, la experiencia del voluntariado ha sido gratificante. "Esto me ha llenado el alma. Primero tuve miedo porque no es el área donde tengo la mayor especialidad y si bien trato de estudiar es algo completamente nuevo. No es lo mismo aprender a los 25 años que hacerlo a los 50. Pero aportar desde lo que uno sabe y lo que uno es, es una oportunidad tremenda".

Lo más difícil del trabajo en la UCI, cuenta la reumatóloga, para ella ha sido la soledad de los pacientes. "Este ingresa a la UCI y no hay familiares. Tú sabes sólo su nombre y nada más de su vida. Esa sensación de estar enfrentando a un paciente que está muy solo y que eres tú responsable de cuidarlo y de contenerlo, porque hay una familia detrás que lo está esperando, es muy complejo y fuerte. Porque hay pacientes que salen bien y otros que no lo hacen".

"Los pacientes están sedados y dormidos pero yo les hablo cuando los examino. Les cuento cómo está el tiempo, si está nublado o hace frío y si su familia ha llamado. Lo hago porque pienso que si estuviera algún familiar le gustaría que le hablara", cierra Cisternas.

Click para comentar