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Intenso relato de la sicóloga que atiende a pacientes en la UCI
La sicóloga Verónica Vargas Araya es sicointensivista en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y atiende a los pacientes que están en la Unidad de Pacientes Críticos por Covid-19. Al día atiende a unos cuatro o cinco pacientes, en sesiones de 45 minutos aproximadamente. Lo hace en la misma sala en la cual se encuentran hospitalizados.

"Cuando llego donde el paciente le pregunto cómo se siente y cómo llegó ahí, para evaluar su estado cognitivo, estado de presentación de sí mismo y si es que logra elaborar un discurso adecuado. Es toda una evaluación más neurosicológica de conciencia, atención, orientación tiempo y espacio, y de memoria, todo usando su mismo discurso", relata.

-¿Qué mas?
-También evalúo funciones ejecutivas, veo cómo está su estado de alerta, su procesamiento de información, la velocidad de pensamiento y cómo regula emocionalmente lo que está detallando.

-¿Cómo es el nivel del estrés de los pacientes en la UCI?
-Imagínate que cuando entran vienen ya con estrés respiratorio, después los tienen en posición prono, boca abajo, y deben soportar eso sin moverse mucho, porque generaría, además, un estrés físico. Si no resulta, les ponen un tubo en la tráquea para conectarlos a un ventilador y todo ese proceso lo viven en vigilia, también cuando comienza la traqueotomía y luego la sedación. Cuando te despiertan después, además, estás confuso.

-¿Cómo es el proceso cuando los pacientes despiertan?
-Los pacientes no saben dónde están ni qué pasó con sus vidas en las dos o tres semanas que estuvieron durmiendo. Están muy desorganizados, desorientados, no logran conservar la información que ingresa, lo que nosotros denominamos delirium Algunos despiertan muy agitados y otros hipoactivos, lo que quiere decir que duermen gran parte del día.

-¿De qué forma su trabajo ayuda en esta etapa?
-Mi labor es que vuelvan a contactarse con su vida y familia, y evaluar cómo sostienen de a poco las ventanas (etapas) de desconexión del ventilador mecánico. En ocasiones, solicitan ver inmediatamente a su familia, porque eso les devuelve la estabilidad. A veces, los médicos me llaman para averiguar por qué el paciente no soporta el proceso de desconexión gradual. Intento saber sus miedos y por qué no quieren realizarlas. Acompañarlos en ese momento les ayuda. En resumen, le devolvemos la orientación al paciente, ayudamos a que vuelva a conectarse con su sistema de vida y a evitar cualquier comorbilidad emocional, que sería alguna patología emocional post UCI, como ansiedad, depresión y estrés postraumático.

-¿Cómo organiza la agenda de pacientes?
-Uso un sistema que se llama Rapid, que ordena a los pacientes de acuerdo a la prioridad. Este proceso se conoce como screening sicológico o triage sicológico , y permite atender urgencias según el grado de gravedad o impacto vital, sicológico y social.

-¿Cómo valoran su trabajo los familiares?
-Lo valoran muchísimo, sobre todo cuando los tengo que acompañar en el momento de limitar el esfuerzo terapéutico, cuando desde la perspectiva médica ya se entiende que el paciente no respondió adecuadamente al tratamiento y tenemos que prepararnos para el fin de vida y yo acompaño a la familia a tomar la decisión. -Ese debe ser el momento más duro.
-Cuando el paciente está falleciendo yo estoy en sala con ellos, pero me mantengo a distancia. Si alguno de ellos entra en crisis, yo intervengo.

-¿Y a usted, quién la ayuda?
-Tengo mucho soporte familiar, tengo un bebé de un año y a mi marido. Creo que mi sistema personal está ya adaptado para trabajar en estas situaciones y que dentro de mi formación de posgrado cuento con habilidades para sostener algunas situaciones. Cuando han sido situaciones muy fuertes tengo supervisiones, que están asociadas a un programa de posgrado que estoy haciendo en la Universidad Católica. Es súper importante que todo sicólogo tenga supervisiones de situaciones que han sido emocionalmente impactantes.

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