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El Mago Jiménez cuenta los chascarros de su cumpleaños número 36
María José López, esposa de Luis Jiménez, obviamente fue la primera en saludarlo por su cumpleaños número 36. La ahora escritora le dedicó un tierno mensaje en Instagram, donde también reveló el primer chascarro del día.

"Tenía que ir a la notaría a firmar unos documentos. Luis, en su cumpleaños, sacó los permisos y me llevó. Vivimos lejos así es que era harto camino. Buscó estacionamiento un montón de rato y luego me esperó bajo la lluvia y el frío. ¿Y adivinen qué? A la bendita se le olvidó el carnet en la casa, jajajá. Cuando le cuento, ¿saben qué hizo? Se rió y movió la cabeza. ¿Se puede ser más lindo? Luego fuimos a buscarlo y me acompañó de nuevo a la notaría. Por eso y muchas cosas más te amo", publicó Coté.

El Mago vuelve a reírse al teléfono mientras recuerda el chascarro. "Pasó lo que pasa normalmente, ya no es anécdota, jajajá. La única persona que va a firmar un documento sin carnet es la Jose. Pero bueno, fue divertido y finalmente volvimos a casa a las 13.15 horas", dice.

-¿Lo estaban esperando con su almuerzo preferido?
-No, pero estaba toda la familia: mis cinco hijos, Diego (19), Isidora, Raffaela y Rebecca (1 0), y Jesús (4), además de una tía que vino a pasar la cuarentena acá y nuestra nana que vive con nosotros. Me compraron una torta de manjar frambuesa de hojarasca o algo así...

-¿No le gustan los dulces?
-Sí, sí me gustan. Soy bueno para comer, ya sea dulce o salado, pero tengo que cuidarme porque tengo tendencia a subir de peso. Imagínate sin entrenar con el equipo, encerrado, con la ansiedad. Igual lo he ido manejando bien, pero las primeras dos semanas hubo más ansiedad.

La tradición de la torta marcó la segunda humorada del día. En la casa solo tenían velas con el número 8 así es que Coté y las trillizas resolvieron con ingenio: mutilaron los 8 para convertirlos en 3 y 6. Después de soplar sus velitas y pedir deseos, Jiménez disfrutó la tarde armando puzzles con las niñas y chuteando en el patio con el pequeño Jesús.

-¿Las niñas no le tenían sorpresa, Luis?
-Sí, fue muy lindo. Me despertaron a las ocho de la mañana con el desayuno. Lo hicieron ellas mismas. Era un té, jugo natural, tostadas y huevo. Con eso me sorprendieron, se la jugaron.

-¿Se siente viejo con 36 años?
-No viejo, pero sí más grande. En el fútbol te hacen sentir más viejo a medida que cumples años, independiente de que uno se mantenga bien físicamente. Si pasas los 30 empiezan cosas como "vamos a ver cuántos años de contrato te hacemos porque hay que ver cómo estarás físicamente" , pese a que pudiste haber jugado todo el torneo sin problemas. No lo comparto mucho, pero es entendible.

-¿Nota cambios mentales y físicos en comparación al lolito que partió a Italia?
-Seguro. Mentalmente no haría cosas que hacía a los 20 años, me preocupo más de mi familia. También entiendo que soy personaje público y hay que preocuparse de eso. Físicamente, creo que estoy igual, jajajá.

-¿No le han salido canas?
-No, muy pocas. Tengo suerte porque mi viejo es canoso desde joven y mi hermano Jorge tiene sus buenas canas. Mi hermana también. Bueno, no quiero mufar, pero de momento no tengo.

-Y las piernas responden todavía.
-Tuve un problema a principio de año porque jugué el partido con Guaraní desgarrado y se agrandó un poco más la herida. Pero no he tenido grandes lesiones, me siento bien. Me gusta ir a entrenar, vivir el camarín con mis compañeros y lograr objetivos importantes. Sigo con muchas ganas de jugar al fútbol.

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