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Yogurt de Mora habló con su señora desde la UTI
Hace una semana fue internado en la UTI de la Clínica Indisa el famoso Yogurt de Mora. Ese viernes, a las siete de la tarde, ingresó con severos problemas respiratorios producto del Covid-1 9. Exequiel Carvajal, a sus 59 años, no estaba bien.

Saturaba poco, se sostenía con esfuerzo, se notaba somnoliento y había rechazado hasta el plato de sopa que su señora, Virginia Nahuelhual, le ofreció al almuerzo y que con ganas había comido el día previo.

Desde esa noche, el celular del famoso encordador de raquetas de tenis, presente en los históricos triunfos de la actividad, en los triunfos de la Copa Davis e individuales, comenzó a sonar de decenas de personas ligadas al deporte que querían saber de su salud. Nicolás Massú y Fernando González, sus compadres, lideraron la lista, ambos padrinos de su primera hija, Juliette (19).

No se hicieron esperar Marcelo Ríos, entrenadores, familiares y amigos que insistían en saber cómo lo trataba el coronavirus. Al otro lado de la línea contestaba desde su casa su esposa, también contagiada, junto con sus tres hijas, Juliette, Amelié (17) y Florencia (14).

"Ya me lo he llorado todo. Al menos el doctor me dijo que el Yogurt sigue estable dentro de su gravedad, que ingresó con insuficiencia respiratoria aguda", cuenta Virginia que, pese al estado de su esposo, muestra alegría, ánimo y esperanza en su relato.

"Antenoche lo tuvieron que poner a una máquina de mayor flujo de oxígeno, con nariceras más grandes y ha estado mejor. Me dijo el doctor que se ha resistido a comer, porque no le gusta la comida y le han tenido que dar ánimo, porque está muy aburrido. Dice que por qué tiene que estar tanto de guata. Es que mi Yogur es gordito de la panza y le debe molestar estar en esa posición 12 horas diarias. Pero a las 11 de la mañana me llamó, alguien le prestó un teléfono", explica Virginia (46).

-¿Y cómo lo hizo, qué le dijo?
-Me dijo "hola mi amor, estoy cansado. ¿Los muchachos del tenis me han llamado?".

 -Vanidoso, intuye que quieren saber de él.
-El Yogurt es vanidoso. Nosotras siempre le decimos igloria al Yogurt! Le dije "mi amor, te han llamado todos los tenistas, quédate tranquilo, estamos orando todos por ti". Mi hija lo retó y le dijo 'froye, papá, no te saques las nariceras!".

-Apenas se le oye la voz.
-Apenas se le nota, porque está con esa naricilla grande que llega bien adentro y se cansa.

-Le debe haber rogado a alguien que marcara su número.
-Alguien le prestó el teléfono y habló un ratito. Yo me quedé con su celular, que ha sonado tanto, tanto, y hemos ido contestando por WhatsApp a toda la gente porque nosotras sabemos que nuestro Yogurt es súper querido y a él le encanta que lo quieran.

-Quienes se han recuperado de Covid-19 cuentan que mantener el ánimo arriba ayuda mucho.
-Sí, pues, le subí el ánimo y me dice "¿y el Nico (Massú), me ha llamado?". Sí, el Nico también te ha llamado, el Marcelo, el Feña González. Tienes que recuperarte para que puedas salir. Tú obedece, cómete la comida.

-¿Y qué responde?
-"Sí, sí, si lo estoy haciendo". Siempre ha sido un hombre al que le gusta tener el control de las cosas y esta es su primera vez hospitalizado y se debe sentir horrible. Cuenta que está lleno de cables.

-¿Por qué lo llama por su apodo y no por su nombre?
-Cuando lo voy a retar le digo ¡Exequiel!, y me mira con unos ojos así... Estoy tan acostumbrada a decirle Yogurt de Mora que al final lo hacemos parte de todas nuestras vidas.

-Entiendo que tiene enfermedades de base.
-El Yogurt es hipertenso y diabético, por eso pensaba que se me iba a enfermar más, porque en la casa me decía que le dolía el pecho y la espalda.

-¿Cómo se contagiaron todos?
-Llegó el martes 12 en la noche afiebrado, lo acostamos y le puse paños en la cabeza y en todas partes. Al otro día todas nos empezamos a sentir mal. Ambos fuimos a hacernos el test y dimos positivo.

-¿Él seguía trabajando?
-Claro. Nosotros tenemos una tienda en el Club Providencia, pero esa la cerramos el 17 de marzo. Pero el Yogurt siguió trabajando para Wilson por las tardes. Le bajaron el sueldo y probaron con una tienda frente a la Clínica Alemana. Iba con mascarilla y guantes. El único que salía de la casa era él.

-Su tono de voz y su relato es de mucho ánimo, confiada en que Exequiel va a volver.
-Es que nosotras ya hemos llorado todo y siempre estamos orando y confiando en que va a salir. Igual nosotras somos puras mujeres y amamos al Yogur. Nosotros vivimos acá en una población, la Exequiel González (Ñuñoa), pero somos felices de la manera en que vivimos. No somos como la gente del tenis que vive en mansas casas. Nosotros, con lo que tenemos, somos felices y tratamos de estar alegres.

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