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Máscarillas en Chile
Las calles de Chile y el mundo se convirieron de golpe en una singular pasarela de estilo médico pandémico. La necesidad imperiosa de cubrirse la cara para evitar el contagio, estimuló el ingenio de medio mundo. Por eso, no solo se ven mascarillas quirúrgicas sino que además, artesanales, de mica, hechas con medias botellas o con diseños.

Javier Méndez (37) fue uno de los que estrujó su capacidad inventiva. Él trabaja como instalador de artefactos sanitarios, como lavamanos, bombas de agua y WC y cuenta que cuando vio un reportaje en que médicos chinos hablaban de la importancia de las máscaras "me di cuenta de que en Chile, tarde o temprano, todos íbamos a tener que ocupar una", explica.

Frente a la incontrarrestable evidencia, reunió todos su ahorros y se lanzó a refundar su emprendimiento. Diseñó una máscara que cubre toda la cara, inspirado en las caretas para soldar, y las mandó a fabricar a una empresa de diseños en acrílicos. "Descarté la mica porque se iba a agotar muy pronto y el acrílico es más durable. Después se podrá seguir usando para maestrear en la casa, porque cubre toda la cara", dice.

-¿Es muy difícil de hacer?
-Más o menos. Es un proceso lento. Nos demoramos una hora y veinte minutos en hacer 20 unidades. Primero se corta el acrílico con un láser y luego se hace una maqueta de madera, con la cual se le da la curvatura, que se asemeja a una teja. Después se mete a un horno, a gas o eléctrico, donde toma la forma final. Con una prensa se aplican los broches y, finalmente, se incorpora el cordón con el cual se ajusta el cintillo. En el proceso, trabajan 5 personas.

Méndez, que recibe pedidos al correo betsabeallende@gmail.com asegura que todavía no recupera la inversión, pero que igual ha regalado algunos de sus modelos. "Si en la calle veo a un abuelito, sin ninguna protección, le paso una máscara. Hago lo mismo con las personas que conozco y trabajan en los hospitales", asegura.

Reaccionan rápido
Hernán Madariaga, egresado de Sociología de la Universidad de Valparaíso y vocero de la Corporación Pro Defensa del Patrimonio de Viña del Mar, destaca el trabajo de Méndez y dice que habla a las claras de la fuerza laboral chilena. "El 25 por ciento de la fuerza laboral del país corresponde al trabajo independiente, que es un rubro acostumbrado a reaccionar con rapidez a las necesidades del mercado", dice. "Ahí están las oportunidades de obtener ganancias. Además, debe tener ofertas diversificadas y estacionales. Por eso no hay que sorprenderse. La actividad informal y de pequeñas empresas siempre se ha caracterizado por su flexibilidad", explica.

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