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Los que antes hacían calcetines ahora hacen mascarillas, los que antes hacían pantys, ahora hacen mascarillas. Todo el que tiene un trozo de tela a mano se está metiendo en este creciente negocio y una de las últimas en entrar fue Gissella Gallardo, esposa de Mauricio Pinilla. Acá un detalle de cómo se metió en este negocio, la prueba de su marido futbolista y la opinión de una ingeniera y un médico sobre el producto.

De la tienda a las mascarillas. Hace un año, Gissella Gallardo y Roberta Mello abrieron su tienda de ropa Diseño Urbano, en Vitacura, pero producto de la contingencia hace un mes tuvieron que cerrar. "Se nos complicó el negocio con esto de seguir manteniendo los gastos fijos. Para evitar despedir a nuestro personal, optamos por instalar la tienda en casa y reinventarnos", contó Gissella. Tras eso, hace algunos días llegaron al tema de las mascarillas por una conexión familiar de Roberta, quien nació en Brasil y vive hace 17 años en Chile. "Mis padres son médicos y ellos me contaron de la mascarilla que están usando allá, que es de una tela llamada TNT y que parece una burka, porque tapa hasta el cuello. Mi papá me mandó el modelo y hace tres días empezamos a hacerlas. Ya tenemos 300 pedidos", agregó Mello.

El golpe de suerte. La tela TNT, con la cual Gissella y su socia hacen las mascarillas, es muy apetecida por estos días y cuesta encontrarla. Ellas tuvieron fortuna. "Mi concuñado tenía una empresa que hacía cojines y esta tela se usa para impermeabilizar los sofás de terraza para cuando llueve y me vendió 300 metros. Con eso salen muchas mascarillas", relató Roberta.

Buena y reutilizable. "La sigla TNT en este caso significa textil no tejido, son telas de polipropileno cuyas fibras están aglomeradas y se distribuyen de forma desordenada en la superficie. Luego, por calor o tratamientos químicos, se compactan formando un tejido. Con las fibras totalmente esparcidas por la superficie se logra que la porosidad sea baja. Absorbe poca humedad. Las mascarillas de TNT son de las más recomendables. Se pueden lavar a mano con cualquier jabón", detalló María Neira, gerente técnica del Laboratorio de Textiles de la Usach. El infectólogo Jaime Rodríguez, de la Clínica Alemana, recomendó lavarlas "con agua caliente y guardarlas en una bolsa cuando no se esté usando".

La prueba de Pinilla. Para testear su calidad, Mauricio Pinilla hizo una prueba con una de las mascarillas que hace su esposa y lo grabó en video: le echó agua y la puso sobre su celular para demostrar que no filtraban nada de líquido. Si bien la prueba fue llamativa, que una mascarilla no deje pasar agua no tiene mucha relación con su efectividad ante el Covid-1 9. "Con esa prueba la presión que se ejerce sobre la mascarilla (por parte de la cantidad de agua) es poca. Más allá que pase o no el agua, la gracia del TNT es que retiene poca humedad y eso permite usarla por más tiempo. Esta prueba no tiene mucho sentido para ese caso", aseguró María Neira.

Estilo y precio. "Trabajar con mascarillas ha sido más interesante de lo que pensábamos (...) ideamos unas mascarillas que estuvieran en sintonía con la imagen que proyectamos públicamente en el trabajo, elegante y acorde al estilo de su vestimenta. Hacemos de un solo color y también con diseños", contó Gissella. "Al TNT le agregamos satín, si la persona quiere (para el diseño). Cuestan 8.000 pesos y ahora tenemos un pack papá-hijo o mamá-hija, que son dos (una para niño) por 8.000 pesos", destacó Roberta. "Quisimos hacer algo más lúdico para que los niños no se asusten y se sientan orgullosos de ocupar la misma mascarilla de sus padres", completó Gallardo.

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