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Algoritmo promete terminar con los cortes de agua en zonas rurales
Con la sequía galopante que afecta a las zonas Norte y Centro Sur desde hace más de una década, la necesidad de mantener un suministro constante de agua potable rural (APR) se ha vuelto crucial.

Hasta ahora, cada vez que la Dirección de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas quería aumentar la capacidad de un sistema APR, debía construir nueva infraestructura: pozos subterráneos, estanques y cañerías, proceso que además de caro resulta muy lento de implementar.

Precisamente es por la falta de obras públicas que muchos poblados de la provincia de Chacabuco -como Lampa, Tiltil y la parte rural de Colina- sufrían cortes de agua, al menos, dos veces al día.

Para solucionar este problema, el ingeniero agrónomo Rodrigo Mena fundó la empresa We Techs, donde desarrolló un software de gestión capaz de sacarle trote a los sistemas APR existentes sin incurrir en una gran inversión inmediata. "Muchas veces los cortes de agua tienen más que ver con problemas de gestión que de disponibilidad", afirma.

Su sistema se basa en un algoritmo que mide el consumo de la población a distintas horas del día; al identificar las horas valle y las peak, gracias a su capacidad de aprender puede programarse automáticamente para afrontar los momentos de mayor demanda. "Un ejemplo: si todo el pueblo aumenta su consumo entre las 7 y las 8 de la mañana porque los niños entran al colegio y los padres al trabajo, el programa es capaz de decidir automáticamente que a partir de las 4 de la madrugada mantendrá los estanques a su máxima capacidad para que nadie quede sin bañarse", explica Mena.

Para funcionar, el software se sustenta en una completa red 5G que integra los sensores que registran los niveles de agua en los pozos, su caudal de salida y la presión de las cañerías hasta los estanques.

Control remoto

Gonzalo Jaramillo, encargado de infraestructura de la Gerencia de Desarrollo Social de la minera Anglo American, explica que "la gracia es que los costos de operación son muy bajos, pues la infraestructura es la misma que ya está, mientras que todos estos equipos tecnológicos se comunican a través de internet y funcionan desde la nube cibernética como uno solo".

Eso significa que basta con un solo operador -aunque esté a mucha distancia- para monitorear desde su teléfono móvil o tablet el estado de consumo y de la red. "Ya no hay que subir al cerro o bajar al valle para medir la cantidad de agua o revisar la presión, lo que hace todo mucho más rápido y expedito", destaca Jaramillo. En caso de que el sistema APR se encuentre en zonas muy apartadas o sin cobertura de internet, también se puede optar por la red de telefonía satelital. "En otras palabras, no hay excusas para que a esa gente se le corte el agua", asegura Jaramillo.

Por ahora la inversión inicial, de poco más de un millón de dólares, ha corrido por cuenta de la minera y su política de desarrollo de zonas de influencia. Según detalla Jaramillo, "la gente suele pensar que las grandes empresas se quedan con toda el agua, pero no es así. Hoy construir un pozo subterráneo con todos sus sistemas puede superar los 300 millones de pesos, dinero que la mayoría de las comunidades no tiene. Nuestra idea es ir en su apoyo para mejorar su calidad de vida".

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