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Las señas que usan las Reinas del Pedal para evitar accidentes en la ruta

Vamos a la playa

El 26 de enero será el gran bautizo de Reinas del Pedal (@reinasdelpedal en Instagram), con un viaje masivo de Santiago a Algarrobo. Son 120 kilómetros por las cuestas Barriga e Ibacache, en que habrá 10 monitores. "Son más de cinco horas pedaleando y al llegar nos reunimos en la playa y después tendremos un tercer tiempo en el Club de Yates de Algarrobo, con almuerzo y concursos", dice Nicole Lavanchy, fundadora de la comunidad junto con Isidora Solari, a quien conoció pedaleando hace poco más de dos años. "Sentimos que esto nos ha cambiado la vida, nos ha empoderado como mujeres y nos permitió hacer muchas amistades", dice sobre la práctica del ciclismo de ruta. $50.000 cuesta la inscripción, que incluye hidratación, alimentación, autos de apoyo y asesoría técnica y mecánica en la ruta, almuerzo y regreso en bus.

El sillín a la cadera

Una vez que se tiene la bicicleta, lo ideal es hacer un "bike fit", que es un estudio especializado, hecho por deportólogos o kinesiólogos biomecánicos, que determina la altura y distancia que deben tener sillín, pedales y manubrio, de acuerdo con el largo de piernas, tronco, brazos y ancho de los hombros, además del ángulo que debiera tener el tronco. "Al hacer movimientos repetitivos en mala posición, hay alta probabilidad de lesiones", dice Solari. Un método casero, en todo caso, es poner el sillín a la altura de la cadera.

Use calas para la fuerza

"Existen dos tipos de ciclistas: los que se cayeron y los que se van a caer", dice Nicole Lavanchy, quien asegura que, con el tiempo, ese temor se va. Pero los porrazos siguen siendo una posibilidad: para ello, recomienda acostumbrarse a caer con el brazo y la espalda ("que son partes más blandas", dice), para no dañar codos, manos, ni cabeza. Una vez dominado ese temor, lo más recomendable es usar calas: fijaciones que se colocan en las zapatillas y que se ajustan a los pedales. "Cuando pedaleo sin pegar el zapato al pedal, tengo que hacer doble esfuerzo para levantar el pedal. No se nota al comienzo, pero sí cuando llevas 40 ó 50 kilómetros pedaleando. Las calas hacen que el pedaleo sea más eficiente, se gasta menos energía y uno se siente más parte de la bicicleta", asegura.

Lenguaje con las manos

"Cuando vamos en ruta, vemos la espalda de quien va adelante, por lo que sus ojos son mis ojos y lo que ella ve, me lo tiene que avisar", explica Isidora Solari. "Y como muchas veces no se puede escuchar, hay señas", agrega Nicole Lavanchy. Estas son algunas.

Hoyo: se apunta con el dedo hacia abajo.

Lomo de toro: se cruza el brazo en la espalda.

Elementos extraños en la ruta (vidrios, ripio, basura, etc.): agitando la mano hacia abajo.

Agua: se extiende el brazo para avisar que se va a sacar la botella y luego de beber, se vuelve a extender el brazo, con la botella, para avisar que se va a guardar.

Detención: cuando hay cambio de ritmo o el ciclista se para en los pedales para descansar, se mueven las manos arriba y abajo sobre el manubrio.

Perros: hay dos técnicas, una, sacar la botella, apuntar y, si es necesario, disparar ("el otro día tuve que hacerlo, no me quedaba nada de agua y había como 40 grados", dice Solari); el otro, añade Lavanchy, es gritar "iipeeerrrooo!!".

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