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Tatiana Miranda, mamá de Fernando Cornejo
Cuando hace diez años falleció Fernando Cornejo, el 29 de enero de 2009, Tatiana Miranda, su mujer, comenzó a rearmar el mundo que se le acababa de caer. Los tres hijos que tuvo con el recordado capitán de Cobreloa la abrazaban. La mayor, Dominique, entonces de 19, era la más conciente de la pérdida. El más pequeño, Lucas, de dos años y ocho meses, no entendía mucho. Y Fernando junior, el protagonista de esta historia, con la inocencia de sus 13 años, miraba hacia arriba a su madre y la consolaba.

"Me decía que él iba a estar siempre a mi lado, que para donde él fuera me iba a llevar, que yo siempre iba a estar su lado, que íbamos a estar juntos y que iba a ser mi gran apoyo", recuerda Tatiana.

El tiempo pasó. Una década, para ser precisos. Hoy, la Domi es kinesióloga, Lucas va a la escuela y da sus primeros pasos como futbolista, mientras que Fernando junior se convirtió en el primer refuerzo de Universidad de Chile para el 2020. Tiene 23 años y es un promisorio volante, al igual que su padre, es nacido en Cobreloa, pero acumula pasos por Audax y Coquimbo Unido.

"Y de verdad que Nando fue mi apoyo. Cuando empezó a crecer, me ayudó mucho con Lucas, el pequeño. Bueno, Fernando fue la imagen paterna de Lucas, siempre le daba consejos para llevarlo por el buen camino y uno valora eso de los hijos, porque a cierta edad se ponen rebeldes, aparte de que quieren salir. Fernando fue distinto, como que dejó de lado la lolería, se puede decir, para dedicarse al fútbol y enseñarle a Lucas que las cosas con esfuerzo se logran", cuenta la mamá.

Tatiana llegó este jueves para acompañar a Cornejo en su nuevo club y, además, a Lucas, que jugará en Santiago la Copa Enel en la Ciudad Deportiva de Zamorano, representando a Calama por el club Santa Inés. "Juega igual a su hermano, jajajá. Espero que sea futbolista", dice la madre chocha.

"Me siento súper orgullosa y contenta por el Nando, porque se ha sacrificado y fue un año bueno para él, le dio vitrina para lo que le pasa ahora. Estoy contenta por sus logros porque se lo ha ganado", dice.

-¿Cómo lo proyecta en la U?
-Lo veo súper bien, ilusionado y entusiasmado, y él tiene esa garra. Llegar a la U es un salto y le dan ganas de seguir adelante demostrando lo que es capaz. Me siento súper contenta porque su sacrificio tiene recompensa.

-¿Y cómo asumirá la presión?
-También creo que la presión le dará una energía extra, porque los hinchas apoyan todo el rato. Fernando es fuerte mentalmente.

-¿Lo ve seguido?
-En mi casa estuvo la semana pasada, me fue a ver unos días a Calama y ahora se vino. Nando tiene su mujer, Savka, es apegado, ya es papá y tiene a Matteo, mi nieto, que tiene dos años y seis meses. Ahora estamos todos juntos donde mi hija, porque él recién volvió de Coquimbo y no sabía que se iría a la U. Y tiene que entrenar mañana (viernes).

-¿Ha sido su partner?
-Mira, me costó mucho cuando Fernando se vino de Cobreloa a Santiago, a Audax. Fue duro y para Lucas también, pero una sabe que tiene que dejar volar a los hijos y verlos felices, y más con lo que él está logrando.

-¿Por qué siguió en Calama, pudiendo regresar a su natal Quinta de Tilcoco, de donde también era su esposo?
-Todavía sigo en Calama porque me cuesta dejar Calama. Es que tengo mi vida hecha allá. Llegamos por primera vez con Fernando el 92 a Cobreloa, luego nos vinimos dos años a Santiago, a Universidad Católica, el 97, y después nos regresamos por segunda vez, el 99. He hecho mi vida allá, mi gente, mis amistades. Cuando falleció Fernando, me costó volver a mis raíces, porque mis hijos estaban estudiando.

-Cuando murió, ¿qué le decía a su hijo?
-Yo traté de ser bien fuerte en esos momentos, traté de que no me viera llorar, pero él veía mi sufrimiento.

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