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Madre del profesor Roberto Campos
A las 15.12 horas, el profesor universitario Roberto Campos Weiss, de 35 años, abandonó la Cárcel de Alta Seguridad (CAS) tras 56 días preso. La Fiscalía lo acusa de participar en los daños ocasionados en la estación San Joaquín del Metro. Cuando fue formalizado, el Ministerio Público mostró un video subido a redes sociales donde aparece el profesor golpeando un torniquete y aplaudiendo los destrozos de otros seis individuos.

Este lunes, la Corte de Apelaciones de San Miguel acogió los argumentos del abogado Mario Araya, de la Defensoría Penal Pública, y reemplazó la prisión preventiva original por las medidas cautelares de arresto domiciliario nocturno, firma semanal, arraigo nacional y prohibición de acercamiento a las estaciones del tren subterráneo.

Su madre, Patricia Weiss Flores, una mujer serena y de voz dulce, lo esperó pegada a la reja de salida de la cárcel. Literalmente lo recibió con los brazos abiertos. "iAy, mi amor! ¡Mi amor!", le gritó apenas lo vio salir de prisión.

"Este lugar no se lo deseo a nadie, ni siquiera al asesino que mató a mi padre cuando yo tenía cinco años", dijo el profesor. "Este castigo fue desproporcionado. Estaba el 88% del día encerrado. Fui tratado igual que los demás, quizás con cierta empatía, porque los funcionarios saben que no soy un delincuente", agregó.

Regalón

"Estoy feliz. Es lo mejor que nos podía haber pasado", dijo Patricia. "Más encima se vienen estas fechas que son tan importantes para estar en familia. Y su cumpleaños, que es el 30 de diciembre. Era muy angustiante no poder contar con él. Se veía muy lejano, pero fallaron a su favor".

-¿Cuántas veces pudo ver a su hijo?
-Lo veía solo los días de visita, los martes y viernes, de 14 a 17 horas.

-¿Qué hacían en las visitas?
-Cada vez que venía a la cárcel, le traía su comida. Me pedía salpicón con sus ingredientes favoritos: lechuga, papa, huevo duro, choclo, arveja, atún. Para la visita de este viernes le tenía humitas. Siempre le intenté dar en el gusto. Sus galletas y su agua mineral, porque no le gustan ni el jugo ni la bebida. También le llevaba fruta.

-Es bien regalón su hijo.
-iSí! Es regalón. Tiene 35 años, pero es mi regalón. Tengo solo dos hijos.

-¿Roberto se arrepiente de haber participado en los destrozos?
-Él se arrepiente de lo que hizo. Me dijo: mamá, la embarré, pero asumo lo que hice y estoy dispuesto a repararlo.

-Como mamá, ¿por qué cree que hizo eso en la estación del Metro?
-Él se dejó llevar por lo que acontecía. Imagínese: él salía de hacer clases en la Universidad Católica y se encontró con la manifestación en la estación. Se sumó, pero con la única diferencia de que él no estaba encapuchado.

-¿Qué otras cosas le llevaban a la cárcel?
-Los martes eran los días de encomienda y le traíamos su ropa y libros, porque nos pedía muchos libros. También le traíamos pintura y mandalas, para que hiciera y se entretuviera.

-¿Qué libros leía?
-De matemáticas y estadísticas.

-No le puedo creer.
-Pero si a él le encanta estudiar. De hecho, en la cárcel también estaba reforzando su francés. Es que mi hijo es muy estudioso y autodidacta. Tenía que entretenerse de alguna manera, porque lo que más sobra en la cárcel es tiempo.

-¿Qué espera ahora para su hijo?
-Quiero que esté tranquilo. Ahora estará en su departamento para descansar. El necesita estar con su entorno y con sus gatos, que lo extrañan mucho. Él tiene dos en su departamento y yo le tengo otros dos en mi casa.

-¿Cuál es su reflexión de todo lo que ha pasado?
-Creo que ahora él va a dar un paso al costado cuando vea una manifestación. No creo que quiera repetir lo que vivió.

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