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Chilenos llegan a estudiar a Canadá y se quedan trabajando
En Canadá hay dos idiomas oficiales: inglés y francés. De hecho, algunas universidades dictan clases en ambas lenguas. Y es fácil confundirse. Es el caso del porteño Alejandro Olivares (29), quien estudia Administración de Empresas en la Universite Sainte Anne de Halifax, en la provincia de Nova Scotia. Llegó allá sabiendo francés; sus profesores se manejan en los dos idiomas. ¿Lo marean? "Sí. En algunos casos he tenido faltas de ortografía y me las han descontado".

Sus clases son 90% en francés y 10% en inglés; en segundo año le aumentarán el porcentaje de inglés.

¿Qué piden las universidades para postular? "Algunas pueden exigir un buen nivel de francés o inglés. Lo recomendable es elegir la universidad donde quieras estudiar y luego ponerte en contacto con ellos. Mi carrera sale algo así como $8,3 millones al año y me pidieron acreditar ese monto. Lo hice por alrededor de $11 millones y el respaldo puede ser de tus padres o un tío: solamente debe haber una carta de respaldo económico. También piden la concentración de notas de la enseñanza media y tener traducidos todos los documentos", detalla.

Alejandro trabaja 20 horas semanales como chofer de Uber y gana unos $600.000 al mes, que le sirven para pagar su carrera. ¿Tiene ganas de quedarse? Muchas: los administradores de empresas ganan allá unos $ 12.500 chilenos por hora, lo que puede aumentar si uno maneja los dos idiomas.

Pozo laboral
Hace dos meses Donovan Hevia (20) aterrizó en Vancouver para estudiar un diplomado en Negocios en la Internacional Language Academy of Canadá. Su propósito es mejorar el nivel de inglés y ojalá radicarse por harto tiempo.

"Dependiendo de qué pretendas estudiar puedes necesitar dar exámenes como el TOEFL o TOEIC para avalar tu nivel de inglés. En mi caso bastó con una entrevista por Skype con una persona de mi college. También me pidieron acreditar solvencia económica", cuenta.

El curso, que dura 10 meses, le costó $3.300.000. "Me gustaría quedarme. Aquí el pozo laboral es inmenso: cualquier día puedes ir con tu currículum, dejarlo en una tienda y salir contratado. Los sueldos son excelentes, por lo que si logras conseguir un buen trabajo con propinas te alcanza y te sobra".

Largo trámite
La kinesióloga Victoria Doggenweiler (37) viajó por primera vez a Canadá el 2010 gracias a la visa Working Holiday. Quedó maravillada con la calidad de vida de los canadienses; de vuelta en Chile, se planteó sobre la posibilidad de darle un giro a su vida y radicarse allá. Se casó, pasaron unos años y logró convencer a su marido de ir a probar suerte: partieron a mediados de 2017.

Antes averiguaron sobre el mercado laboral y el proceso de reconocimientos de títulos. En su caso tuvo suerte, dado que no todos los títulos profesionales chilenos se pueden convalidar (cuesta, por ejemplo, que validen carreras como Ingeniería Comercial, Medicina o Agronomía). Sin embargo, dada la necesidad de especialistas en kinesiología, pudo reconocer su título chileno.

"Es un proceso largo, pero no tan difícil. Debes tener la dedicación y tiempo para hacerlo", dice. El trámite lo hizo por medio de la Alianza de Fisioterapia: en Canadá cada profesión tiene su propio organismo que valida títulos.

La postulación le costó unos $615.000. Seis meses en total tardó la resolución que visó sus antecedentes. Antes le pidieron rendir un examen en inglés o francés que validara su nivel; también debió aprobar un curso online de salud pública en la U. de Toronto, que le costó poco más de $150.000. También debió rendir dos exámenes específicos de su carrera, uno teórico y otro práctico, que le costaron $307.000 y $1.230.000 respectivamente.

En total, Victoria gastó unos $3,7 millones de pesos chilenos en todo el proceso. Pero con el escrito aprobado ya pudo empezar a ejercer y desde fines de 2017 trabaja como kinesióloga en un centro médico. "En Chile ganaba entre $500.000 y $700.000 mensuales. Acá gano unos $3.000.000 al mes, pero la vida es mucho más cara. El arriendo de nuestro departamento sale $950.000. Sin embargo, las condiciones son mejores que en Chile", asegura.

Su marido, ingeniero comercial, no corrió la misma suerte: sin poder validar su título, se las ingenió tomando cursos que lo certificaran en algunas áreas de finanzas. Hoy trabaja como asesor financiero y tiene un sueldo similar a lo que gana un ingeniero en Chile.

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