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Chile perdió el 20% de las aguas de sus embalses y menos lluvias y nevazones hace difícil recuperarlo
En noviembre de 2009, dos años después del comienzo de la megasequía que afecta actualmente al país, los embalses acumulaban 7.644 millones de metros cúbicos de agua. Diez años después, tienen 20% menos de reservas.

Según el último boletín hidrológico de la Dirección General de Aguas (DGA), el volumen alcanza hoy 6.099 millones de m{+3}; es decir, han perdido 1.545 millones de m{+3}.

Entre las represas más afectadas están El Yeso, que almacena el agua que se consume en Santiago (con -64,29%), y Laguna del Maule (-43%). Esta última junto con Laguna Laja (que tiene un 30% menos) abastecen unas 300 mil ha de riego y sirven a generadoras de energía.

El déficit se deja sentir en todo Chile. En la última década, Punta Arenas pasó de un superávit de 22% a un déficit de 18%. San Felipe, que tuvo un déficit del 11%, vio agravarse el tema en más de 70% y hoy es de 83%.

Luis Abrigo (58) es criancero del sector El Parrón en Rauco, la comuna más afectada por la sequía en el Maule. Este año, en la región cayeron 183,6 mm frente a 289,7 mm de 2018, que ya había sido muy seco. “Los animales están flacos. No hay pasto. Los llevaré el verano a la cordillera, pero dicen que allá el poco pasto que hay está quemado por el sol. Ojalá los animales hallen algo. Las crías no soportarían el viaje y tendrán que quedarse abajo”, dice.

Calor y falta de precipitaciones

El director general de Aguas, Óscar Cristi, plantea que la actual megasequía se enmarca dentro de un proceso más amplio, como lo es el cambio climático: el fenómeno ha provocado un enorme merma en las lluvias y nevazones. “En septiembre, la DGA proyectó caudales muy bajos para la temporada de riego 2019-20, con déficits de 47% respecto al histórico y de 17% respecto a 2018. Pero las mediciones están revelando realidades aún peores. Los ríos entre Coquimbo y O'Higgins son los más afectados”, comenta.

El ministro de Agricultura, Antonio Walker, explica, de acuerdo a los informes que ha recibido, que el pasado mes fue uno de los noviembre “más cálidos de la historia”.

Según la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), Santiago registró ese mes 15 días de calor excesivo. Casos similares ocurrieron en Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso y Maule, donde se presentaron condiciones “extremadamente cálidas”.

Ello ha impactado en los glaciares. Gino Casassa, jefe de la Unidad de Glaciología y Nieves de la DGA, destaca que “han disminuido en área y volumen, como en todas las cordilleras del mundo”.

Las zonas de escasez hídrica se han declarado en seis regiones, entre Atacama y el Maule. La situación más grave se vive en Atacama y en Coquimbo con la muerte de 100 mil cabezas de caprinos, ovinos y bovinos, afirma el ministro Walker, quien resalta que la sequía es un terremoto silencioso que ha tenido otras “réplicas”. “También ha habido una baja importante de la población de abejas, cuya polinización es clave para la producción agrícola, en el millón de colmenas que hay en el país. Y en el caso de los incendios, ya llevamos 13.500 hectáreas consumidas en 3 mil incendios, más de tres veces que el año pasado”, indica.

La tendencia al alza en temperaturas persiste en diciembre y se mantendrá el resto del verano, destaca la meteoróloga de la DGA Edita Amador. Por ahora, no hay evidencias de que el próximo invierno sea más benigno. Para Walker, “ estamos frente a la temporada más dura de la historia, dado el tamaño de nuestra agricultura y economía. La disponibilidad de agua es mucho peor de la que pensábamos hace 4 meses” e incluso puede ser más crítica si el próximo año no es mejor. “En la sequía de 1968 hubo racionamiento en las ciudades. Hacemos lo posible para que no sea necesario, pero no podemos descartarlo y llamamos a todos a cuidar el agua”, sostiene.

Walker detalla que se han inyectado $42 mil millones a la Comisión Nacional de Riego para financiar mejoras en infraestructura y gestión del recurso hídrico y duplicar así el rendimiento del agua. Además, se prioriza construir 26 embalses por US$ 6 mil millones, así como obras para infiltrar acuíferos.

Chile perdió el 20% de las aguas de sus embalses y menos lluvias y nevazones hace difícil recuperarlo

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