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El Ogro Fabbiani habla del sobrepeso, sus goles y el cáncer que sufrió en la pierna
Cristian Fabbiani (36) habla con un acento argentino muy marcado. Dice pantorrisha, tobishos y amarisha. Se expresa con amabilidad y, sin falsa modestia, reconoce que la gente lo quiere. Se nota que el Ogro Fabbiani, a pesar de su apodo, es buena persona.

Sobrino de Oscar Fabbiani, trigoleador de Palestino (1976-1977 y 1978), llegó para actuar en el club árabe en 2003, un año después de debutar en Lanús. En el equipo de La Cisterna jugó 25 partidos y anotó 16 goles. Retornó a Lanús y luego partió a Israel (Beitar Jerusalén), Rumania (CFR Cluj), Bolivia (Sports Boys), Ecuador (Liga de Portoviejo) y Panamá (Universitario). En Argentina además alineó en River Plate, e club de sus amores, y en Newell's Old Boys, entre otros.

Después de unos meses en Panamá, recaló en Deportivo Merlo, de la Primera C trasandina, donde anunció la semana pasada que se retirará del fútbol, luego de vencer un cáncer en la pierna derecha, convivir con la farándula y luchar contra su constante sobrepeso. El Ogro jugará hasta junio y después de diciembre, cuando reciba su título, se dedicará a entrenar.

-¿Su retiro tiene que ver con el cáncer que tuvo en 2015?
-Claro, eso hace que me lesione mucho. Con casi 20 años como jugador, cumplí una etapa. A veces, el dolor no se puede tolerar. No puedo ni bajar las escaleras de mi casa para jugar con mi h'jo.

-¿Cómo fue el tema del cáncer, cómo lo detectaron?
-Fue un momento muy difícil porque se lo quería ocultar a mi mamá (Mirta Machuca), para que no se preocupara. En ese sentido, me salió redondo. Lo bueno es que me operaron muy rápido, por lo que la mentira a mi mamá duró un mes. Me detectaron un tumor que era maligno y medía 16x6 milímetros. Gracias a dios, estaba encapsulado, por lo que no se expandio, lo pudieron sacar y la recuperación fue rápida. Después de operado, se enteró mi mamá de que yo tenía cáncer. La gente del barrio le decía: "Fuerza, Mirta, que va a salir adelante". Y ella me preguntaba, ¿qué tenés? Son los ligamentos cruzados, que me los tengo que operar, le respondía. Y tenía un cáncer en la pantorrilla derecha. A mamá le dije que me iban a operar a las 10 de la mañana, pero me operaron a las seis.

-¿Qué puede decir de su paso por Palestino?
-Le debo la vida a Palestino. Ahí empezó mi carrera. Desde que jugué en Palestino, me empezó a ir bien y de ahí no paré más.

-¿Por qué le dicen Ogro?
-Fue para un partido en Puerto Montt. Recién había salido la película de Shrek. Vi la máscara y, como era muy fácil de ocultar entre los calzoncillos, para celebrar los goles, me la compré. Empecé a hacer goles y desde ahí me dicen Ogro.

-¿Cuando jugó en Beitar de Israel pensaban que era palestino por haber jugado en Palestino?
-Por eso me comí un palazo en la cabeza y terminé en el hospital. Alguien de la barra pensó que era palestino y se armó un quilombo muy grande y me pegaron.

-Usted dijo "La Panza no se mancha". Se comentó bastante esa frase por su exceso de peso.
-Siempre tuve sobrepeso, pero pude jugar por mi inteligencia. El exceso de peso fue de grande, porque cuando estaba en Palestino pesaba 80 kilos y medía 1,91 metros.

-¿Qué pasó después?
-Empecé con el problema de la tiroides y no me traté. No me tomaba la pastilla, porque no me sentía cómodo. Las pastillas me dejabas muy depresivo. Y empecé a engordar y a engordar, pero lo solucioné con la mente más que con el físico, siempre fui un jugador inteligente.

-¿Y ahora cuánto pesa?
-Ahora estoy en 99 kilos. No es tanto, pero me cambió mucho el físico. Parezco gordo delante de los otros jugadores porque ellos pesan 68-70 kilos, con abdominales. Mi físico no es muy normal. Tengo físico de jugador de rugby o de básquetbol.

-¿Su dieta era muy desordenada tal vez?
-No, al contrario. Con la tiroides comés casi nada y engordás.

-¿Qué come?
-La normal: pescado, pollo, ensalada. Soy argentino, pero el asado no me gusta. Tengo a mi mamá chef que siempre me cocinó sano, así que fue el problema de la tiroides que me jugó en contra. Me lo descubrieron en 2012, más o menos.

-¿De todos sus goles, cuál le gusta más?
-El primero que hice acá en Argentina a Boca, jugando por Lanús. Justo tenía debajo de la camiseta de Lanús, una de Palestino, en agradecimiento por todo lo que viví allá.

-Se le relacionó mucho con la farándula. Tuvo de parejas a Amalia Granata y Victoria Vannucci. ¿Eso jugó un poco en contra o no?
-No. Era chico y a veces uno se equivoca y comete errores, pero ya llevo siete años casado con mi mujer Ximena Vascón. Tengo dos hijos: Uma (11) y Santino (5). Y ya no salgo más en los chimentos.

-¿Tuvo éxito con las mujeres?
-El fútbol te ayuda. La realidad es que no hay jugador feo.

-¿Entrenará en Chile?
-Lo tengo muy claro. Cuando sea técnico voy a dirigir en Chile.

-¿A algún equipo en especial?
-Me encantaría, por mis raíces, que fuera Palestino.

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